Las transformaciones de la escuela en una sociedad que se transforma por el efecto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, han ejercido cambios tan grandes y significativos por los cuales esta atravesando la humanidad, entre ellos los cambios en los modos de comunicar, entender, de trabajar, negociar, socializar, etc.
Carlota Perez (2002):
Si se confirma esta interpretación, nuestras “vetustas” instituciones, como la escuela, las universidades, los gobiernos y las propias empresas, estarían actualmente sujetas a la presión de los desafíos inaplazables de ajuste estructural y de reforma profunda.
La apuesta en las personas, en la capacidad de gestionarlas y motivarlas, establecerá la diferencia entre naciones, entre economías y entre instituciones educativas.
La era del conocimiento,representa igualmente una gran oportunidad para la escuela. En efecto la escuela es desde hace años una institución esencialmente orientada “a la gestión del conocimiento”. Sus principales agentes, los profesores, son por definición trabajadores del conocimiento. Los sujetos del aprendizaje, los alumnos, son personas en formación que se encuentran dedicados a tiempo completos a la tarea de aprender, y de aprender a aprender, a lo largo de la vida a procesar conocimiento (Educación por competencias.
- De “educación como industria” en “educación como servicio (de proximidad)”.
- De “escuelas que enseñan” en “escuelas que aprenden”.
- De “asociacionismo” en “constructivismo” de los aprendizaje.
Es así, que ahora la educación se puede sintetizar en una triple transformación de paradigma, como antes mencionado:
Paradigma Nº 1: (LA
EDUCACIÓN COMO SERVICIO DE PROXIMIDAD)
La “educación dialógica”,
magistralmente concebida por Freire, se centra en la persona y en su relación
dialogal con la comunidad, para ahí “descubrir” la materia primera sobre la
cual se estructura el viaje del aprendizaje de cada uno.
los educandos –sean jóvenes,
adultos o “seniores”–
son siempre el principal recurso del proceso formativo
Cuando se acepta descender del
pedestal y sumergirse en la realidad micro, donde todo finalmente se decide, es
fácil comprender que el servicio público de educación no tiene que ser un
servicio uniforme de escolarización, que las soluciones enérgicas son
desburocratizadas, que la pluralidad de respuestas locales es la única garantía
de respeto por la dignidad humana y que la persona –cada persona– es el
auténtico sujeto de su destino.
Educar
es proporcionar a cada uno la posibilidad de escribir bien, y en libertad, su
“libro de la vida
Paradigma Nº 2: (Escuelas que aprenden) Educación, un tesoro por descubrir.
Aprender a aprender constituye un aprendizaje plenamente implementado en el área del progreso científico y tecnológico. El principio apela a la necesidad urgente de responder a la multiplicación de fuentes de información, a la diversidad de los contenidos multimedia, a nuevos medios de saber en una sociedad en red, al desdoblamiento de comunidades de prácticas de aprendizaje.
El
sueño de una sociedad educativa, hecha de constante compartición de
conocimiento y de aprendizaje a lo largo de la vida, es, pues, posible.
“Escuelas
que aprenden” fue un tema intensamente investigado por Senge
(2000).
- Dominio personal: Coherencia de la visión personal
- Visión compartida: Construcción de propósitos comunes.
- Modelos mentales: Reflexión, investigación, para hacer consciencia.
- Aprendizaje en equipo: Interacción - Diálogo.
- Pensamiento sistémico: Interdependencia.
Paradigma Nº 3: LA CONSTRUCCIÓN DE LOS APRENDIZAJES
La escuela genuinamente inclusiva, a pesar de todos los enérgicos pronunciamientos a su favor, es aún un espejismo distante.
¡Conocer por participación y no solamente
por control!
La primera Ilustración era
tributaria de la era de la razón; la ciencia y la tecnología, por sí solas, no
nos bastan, a pesar de que la racionalidad nos haya legado incuestionables
beneficios.
La inteligencia emocional, las
competencias sociales y el nuevo orden de los afectos están hoy en alza.
En un contexto de complejidad en
alza las relaciones lineales de causa-efecto parecen perder poder explicativos.
Los marcos cognitivos derivados de la etapa de
la primera Ilustración –la verdad objetiva y el poder de la razón– nos parecen
insuficientes para realizar la suprema sabiduría que todos buscan sin
encontrar.
El
reto es entonces preguntarnos cómo vamos a repensar y a recrear el mundo en
nuestras vidas, de forma que en vez de encararlo como una colección de objetos lo
encaremos como una comunión de sujetos.
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